Cuando se organizaba la boda del rey Peleo y de Tetis, una nereida, la última persona a quien los olímpicos deseaban ver allí era Eris. Cuando se enteró de que no la iban a invitar, urdió un plan que causaría un gran trastorno en la fiesta.
Cuando la boda estuvo bastante avanzada arrojó una manzana de oro con las palabas “para la más bella”. En una boda entre mortales se habría supuesto que se refería a la novia. Sin embargo, Hera, Atenea y Afrodita saltaron para coger el regalo y ninguna deseaba abandonar. Tras muchas discusiones, se dirigieron a Zeus para que resolviera el asunto. Decidió que lo mejor era permanecer como observador, puesto que si elegía a una de ellas como la más bella, las demás se vengarían mas tarde de él.
Zeus encargó a Mercurio que guiase a las diosas ante Paris para que este fallara en el pleito. Paris era un joven príncipe de Troya que de niño había sido expuesto a la muerte a causa de una profecía que aseguraba que el siguiente niño de sangre real que naciera sería el origen de la caída de Troya. Pero Paris no había muerto, había sido criado por un pastor como si fuera su hijo.
Cada una de las diosas ofreció a Paris un soborno a cambio de que la escogiera a ella como la más bella. Hera le había ofrecido el gobierno de toda Asia; Atenea la prudencia y la victoria y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más hermosa de todo el mundo: Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta.
En aquel momento Paris tenía relación con una ninfa, Enone, pero había oído hablar de la hermosura de Helena y se sintió invadido por la idea de poseerla. Le entregó la manzana de oro a Afrodita, quien a partir de entonces podría considerarse la más bella del Olimpo.
Después del juicio, Paris regresó a Trota para competir en los juegos anuales que se celebraban en honor del hijo “muerto” de Príamo (que era Paris). Durante los juegos, se reveló la verdadera identidad del joven a su padre y a sus hermanos. Poco después Paris fue a Esparta, donde se le pagó su soborno: Helena, que se enamoró de él y volvieron juntos a Troya.
La relación entre parís y helena dio lugar a la guerra de Troya.
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