Eros, el hijo de Afrodita, solía dispara flechas de amor y desamor, sin importarle a donde iban a parar. Un día, Afrodita le mandó que disparase a una princesa llamada Psique para que se enamorara de un ser más asqueroso que viera. Psique era una muchacha tan bella que los habitantes del país veneraban más a Afrodita la diosa del amor no podía conseguir semejante agravio.

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